Ya hemos remarcado muchas veces las ventajas que nos ofrece internet y las nuevas tecnologías. Entre ellas se han destacado la interactividad o la comodidad, entre otros.
Sin embargo, yo sigo con mi tarea de buscar los tres pies al gato. Por ejemplo, esta mañana estaba pensado: "Qué comodo es internet que, a pesar de tener de dolor de cabeza, pueda trabajar desde casa". Minutos más tarde he reflexionado un poco más y me he dado cuenta que el hecho de escribir directamente todo lo que hacemos al ordenador nos hace perder la riqueza de los originales.
Me refiero a que dentro de unos años, los historiadores, literatos o historiadores del arte ya no podrán gozar de los bocetos y originales de las obras maestras del arte. No se podrán leer las partituras originales -como pasaba con Mozart- , no se podrán ver los bocetos originales y el primer ejemplar o manuscritos de los escritos de, por ejemplo, escritores como Quim Monzó o Javier Cercas (a diferencia de los que pasaba con Da Vinci). Tan solo nos podremos remitir a un archivo digitalizado que será para todos igual.
No creeis que se pierden matices?
Anna Rosenfeld
Debate sobre la narración interactiva, creación de relatos hipertextuales, posibilidades de construcción de tramas hipermedias e interactivas
jueves, 23 de abril de 2009
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A mí me gustaría centrarme en cuanto a la vertiente de compra donde los originales están sufriendo la competencia de las descargas por Internet. No hay que olvidar la calidad que los distingue. Los consumidores saben apreciar los matices pero con las nuevas tecnologías se prefiere la rapidez y la comodidad del consumo. Estamos inmersos en la "Sociedad de la Información" donde todo se comparte, incluso la autoría y la originalidad.
ResponderEliminarYo soy partidaria de la "teoría de los grises" y, así, creo difícil describir las cosas a partir de blancos y negros. Está claro que este proceso de digitalización radical que están sufriendo casi todos los aspectos de nuestra vida, trae muchas desventajas consigo. Por supuesto, en mi opinión, no se puede comparar el tacto y olor de un libro con esa copia cibernética que nos hace dejarnos los ojos frente a la pantalla del ordenador. Con todo, creo que también hay que recordar que no todos tenemos los mismos valores y prioridades.
ResponderEliminarPuede que a muchos de nosotros nos pueda la nostalgia y el valor de la auténtico y no cambiemos por nada el placer de poder disfrutar de la calidad de un auténtico vinilo, frente a una cutre descarga en mp3. Aún así, hay mucha gente que tiene una mentalidad más práctica. En muchos casos, ya no es solo cuestión de comodidad si no también se debe a otras causas como puede ser el dinero. Así, cuando veo que una persona prefiere hacer uso del emule para poder disfrutar de la música de los cientos de discos diferentes que le gusta, cuando, de no ser así, a lo mejor solo podría permitirse disfrutar de una decena de ellos... Pues yo lo entiendo.
Bueno, a mí esto me ha recordado a las subastas. Es cierto que se pierde ese valor de originalidad, de exclusividad, del objeto contenedor de la historia, del tstigo físico de una época, etc, etc. Pero también es verdad que el uso que se ha hecho de muchos de estos objetos(no todos, por suerte este tipo de cosas suelen estar en los museos)está relacionado con la venta en subastas, y el juego del fetichismo, que entre la gente de dinero mueve auténticas millonadas al año. Así que este tipo de objetos son en ocasiones realmente especiales, casi míticos, pero otras veces el dinero y los caprichos se han encargado de hacer de ellos objetos superficiales y estúpidos. Personalmente, soy de las que piensan que el valor está en el contenido, y que el continente no debe tener tanta importancia.
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